De hecho, podemos considerar el Convenio de Berna como uno de los grandes pactos para la libertad literaria; ha influido directa y poderosamente en toda la legislación relativa a los derechos de autor que se ha logrado desde que entró en vigor.

John Murray, presidente de la UIE, 1899

Era 1896: habían pasado diez años desde la firma del Convenio de Berna, que aún hoy sigue siendo el acuerdo internacional más importante para la protección de las obras publicadas y los derechos de sus autores, armonizando, como lo hace, las leyes nacionales de derechos de autor bajo algunos principios básicos y estándares mínimos.

Como lo expresó el expresidente de la UIE, Fernando Guedes, en su libro de 1996, International Publishers Association, The First Century, “Una vez firmado el Convenio de Berna, y como resultado de la creciente internacionalización, había llegado el momento para que los editores se organizaran a escala internacional. Y esto es, de hecho, lo que sucedió.”

Esta creciente internacionalización impulsó un congreso de editores en París en 1896, que marca el nacimiento de la Unión Internacional de Editores. De hecho, la organización se conoció inicialmente como el “Congreso Internacional de Editores”, y no cambió su nombre por el actual sino hasta 1954.

En 1896, la promoción del Convenio de Berna fue uno de los imperativos que unió a los editores, y el derecho de autor ha seguido siendo una de las principales prioridades de la UIE desde entonces. Y por una buena razón, pues el derecho de autor es el modelo económico básico para restituir valor a los autores y editores, fomentando la creatividad y la difusión de las ideas.

El Congreso de París se inauguró el 15 de junio de 1896, bajo la presidencia del Sr. Georges Masson, un destacado editor francés en ese momento, así como expresidente del Cercle de la Librairie y miembro de la Cámara de Comercio de París. 200 editores de 13 países (Austria-Hungría, Bélgica, Dinamarca, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Noruega, Portugal, Rusia, Suiza y Estados Unidos) se inscribieron como participantes del Congreso.

125 años después, hemos celebrado 32 Congresos Internacionales de Editores, así como muchas otras conferencias, seminarios y simposios, en ciudades de todo el mundo.

En la actualidad la UIE es reconocida como la federación mundial más importante de asociaciones de editores nacionales, regionales y especializados, que representa y defiende los intereses de editores, con 86 miembros de 71 países ubicados en todos los continentes.

Han pasado 125 años de intensa y productiva actividad, y el derecho de autor sigue siendo uno de los pilares de nuestra industria, mientras que el otro es la libertad de publicación. Sin estos dos principios básicos, los editores no podrían cumplir con su misión de llevar la creación del intelecto de innumerables autores a millones de lectores.

Desde su fundación, la UIE ha sido dirigida por 34 presidentes, contando nuestra actual, Bodour Al Qasimi, y 8 secretarios generales de tiempo completo, incluyendo a nuestro actual, José Borghino. Junto a miembros de diversos comités y colaboradores, han dedicado su tiempo, energía y talento a mejorar el entorno empresarial de nuestra industria, luchando por promover nuestros valores y trabajando incansablemente para defender los intereses de las editoriales de todo el mundo.

El difícil entorno que tuvimos que enfrentar en 2020 ha dejado muy claro que hoy, 125 años después de su fundación, la Unión Internacional de Editores es todavía tan relevante como siempre, y su trabajo con los decisores de políticas públicas nacionales e internacionales sigue siendo una salvaguarda fundamental para la industria editorial mundial.  Seguramente enfrentaremos muchos más desafíos en los próximos 125 años, pero podemos confiar en que la UIE seguirá apoyando a los editores.